Se puede escribir con esperanza pero lo cierto es que no se han anunciado partidos ni los pelotaris entrenan en los frontones de forma reglada. En plan privado pelotean en sus pueblos como sabemos que lo hace Untoria en lo alto de las peñas de Nájera o Pedrito Ruiz cerca de los viñedos de San Asensio.

Las empresas no han terminado de coordinar aunque Aspe tiene concretadas las fechas de inicio de entrenamientos oficiales cuando se inicie julio. Parece que Vidarte ha consensuado rebajas en los sueldos y otros detalles con pelotaris y la otra empresa seguirá pasos similares.

Si las cosas de COVID19 no se complican es posible que en septiembre haya partidos y se vean en el Adarraga logroñés. Uno entiende que el  aficionado, de frontón y de pequeña pantalla, está pendiente de semifinales y finales que quedaron colgadas y que tienen interés mayoritario.

Parece que Untoria, meses lesionado y en recuperación, ha vuelto a su estado normal sanitario. Y lo mismo ocurre con Salaverri que andaba algo tocado de forma física. De los vecinos no vamos a escribir pero los que nos preocupan son los aborígenes profesionales y también el sector de Titín, Sáenz, Los Merino  y compañía que llenan y completan tantas programaciones por los pueblos riojanos.

Leemos escasa información y no estamos aquí para inventar romances. Los entrenamientos, con asistencia abundante, que veíamos en el Adarraga han pasado a mejor vida y esperamos que los aficionados también llenen horas de divertimento. Pero ni la apertura de los frontones ni lo del número de asistentes limitados ayudan a que podamos anunciar festivales. Carecemos de información clara, concisa y acoplada a los distintos festejos y no es cosas de enredar a las gentes de la mejor voluntad ya que supondría desorientación.

España es un campo de fútbol y suponemos que ese deporte tendrá más facilidades y avances para que los céspedes se pateen lo más pronto posible... según los especialistas que dictaminan.